Segunda sesión: Primera charla
Barreras sociales, historia sobre las personas invidentes.
Los datos de este último curso demuestran que la Organización Nacional
de Ciegos Españoles (ONCE) salta cada día estas esta barrera y miles de
niños ciegos en España han podido asistir a clase en centros ordinarios. Esto
es posible cada año gracias a los Equipos Específicos de Apoyo Educativo que en
consonancia con las Administraciones públicas trabajan para que los
niños ciegos puedan seguir las clases con el resto de compañeros.
Aunque las barreras son muchas, para la ONCE la
integración de los niños en los colegios es necesario para nuestra sociedad, tanto
para los niños ciegos como para el resto de sus compañeros. Si desde pequeños
nos acostumbramos a convivir con personas que tienen algún tipo de discapacidad
lograremos que esta discapacidad sea únicamente una barrera física y que no
genere prejuicios sociales.
Esta organización ha podido constatar a lo largo
de los años cómo los colegios son un marco ideal para “trabajar por la
integración en la sociedad porque el conocimiento de la situación de los
niños ciegos por parte del resto de niños, que conviven con las
particularidades de sus compañeros abre la puerta a una sociedad plural donde
pueden convivir diferentes capacidades”.
Pautas de comunicación y interacción con personas ciegas.
Actitud de respeto
Preguntar antes de ofrecer ayuda, el hecho de que una
persona tenga una deficiencia visual no debe llevarnos a suponer que necesita
de nuestra ayuda.
- No forzar a recibir una ayuda no necesaria, en
muchos casos cuando una persona solicita una ayuda puntual (cruzar una
calle, el nº del autobús que se acerca, etc.) nos empeñamos en imponer
nuestra ayuda más allá de lo que la persona necesita. La persona puede
necesitar ayuda para realizar un cruce, pero no tiene porque “soportarnos”
en todo su camino.
- Evitar la sobreprotección. La sobreprotección
viene mediatizada por la valoración que en el ámbito subjetivo hacemos del
“sufrimiento” y “necesidades” de la persona con deficiencia visual.
Debemos evitar hacer de “ángel de la guarda”, ir “limpiando la calle” por
donde camina la persona o intentar en todo momento “adivinar” lo que
necesita.
- No generalizar, el comportamiento de una persona
con deficiencia visual no tiene porque ser igual al de otra. Existen
muchas diferencias tanto a nivel de funcionamiento autónomo, unos pueden
no necesitar o necesitar mínimamente nuestra ayuda y otros por el
contrario la necesitan en un mayor número de ocasiones, como de carácter
ya que la deficiencia visual es sólo una característica y las personas con
deficiencia visual, al igual que la población general, puede ser simpática,
antipática, educada, divertida...
Comunicación
- Hablar en un tono normal, despacio y claro. No
gritar o elevar la voz, las personas con deficiencia visual, en general,
oyen perfectamente.
- No sustituir el lenguaje verbal por gestos, pues
estos, en muchos casos, no podrán ser percibidos por la otra persona.
- Ser específico y precisos en el mensaje, a fin de
no confundir o saturar a la persona.
- No utilizar palabras como “aquí”, “allí”, “esto”,
“aquello”... ya que van acompañadas con gestos que no pueden verse por la
persona. En estas situaciones es preferible utilizar términos más
orientativos como “a izquierda de la mesa”, “a tu derecha”, “delante de la
puerta”, “detrás de ti”. En ocasiones, puede ser también útil conducir la
mano de la persona hacia el objeto e indicarle de lo que se trata.
- Utilizar normalmente las palabras “ver”, “mirar”,
etc.; no considerarlas como términos tabú pues las propias personas con
ceguera y deficiencia visual las utilizan normalmente en sus
conversaciones.
- Evitar exclamaciones que pueden provocar ansiedad
a la persona tales como “¡ay!”, ”¡ay!”, “cuidado”, etc., cuando veamos un
peligro para ella (una puerta abierta, un obstáculo en la acera, etc.). Es
preferible emplear una exclamación más informativa, como “alto”, con el fin
de evitar que siga avanzando y explicarle después, verbalmente,
el peligro o ayudarle para que pueda evitarlo.
Interacción social
- Hablar dirigiendo nuestra mirada a su cara.
- Dirigirse directamente a la persona con
deficiencia visual para saber lo que quiere o desea y no al acompañante.
- Utilizar el nombre de la persona, si se conoce,
para que tenga claro que nos dirigimos a él.
- Presentarse, identificarse con el fin de que la
persona sepa con quien se encuentra, por lo que deberemos decirles nuestro
nombre e indicarles, si procede, quienes somos o lo que hacemos. Y por
supuesto, en caso de conocer a la persona no jugar a las adivinanzas,
¿quién soy?
- Para saludar, si la persona no extiende la
mano, podemos coger la suya para hacerle saber que queremos saludarle.
- Avisar a la persona cuando nos vamos o
abandonamos la habitación, de lo contrario puede dirigirse a nosotros
pensamos que aún permanecemos con ella. Igualmente, si regresamos es
conveniente indicarle nuestra vuelta.
- Indicarle si hay otra u otras personas presentes.
- Comunicar, si es necesario, que se está haciendo
o se va a hacer. “Un momento, estoy llamando al encargado”... La vista es
un sentido primordial para obtener información. Cuando entramos en un
edificio, esperamos para obtener una información o un servicio, etc., no
necesitamos en general una información verbal para saber si se nos atiende
o se nos ha visto e incluso si hay alguien a quien dirigirnos.
Seguridad y organización del entorno
- Mantener un entorno ordenado. Cuando se conoce la
ubicación de las cosas es más fácil encontrarlas y disminuye el riesgo de
golpes o choques fortuitos con ellas, por lo tanto, es recomendable que
todos los objetos se mantengan en el orden habitual, y, si se altera,
informar de ello.
- Para prevenir, además, los golpes o accidentes
con objetos que, por su localización o situación no habitual o por ser
inesperados, se convierten en obstáculos peligrosos para la persona con
ceguera o deficiencia visual, es aconsejable seguir las siguientes
recomendaciones:
- Puertas y ventanas: deberán estar totalmente
abiertas o totalmente cerradas.
- Sillas: deberán estar colocadas debajo de las
mesas o bien pegadas a la pared, nunca dispersar por la habitación.
- Armarios o cajones: las puertas de los armarios
deberán igualmente estar cerradas, al igual que los cajones.
- Contraste: las personas con resto visual, se
pueden beneficiar, además, si al ofrecerles las cosas o indicarles su
situación, utilizamos fondos que presenten un gran contraste con ellos.
Practicas realizadas en la once
Técnica guía:
Cuando estuvimos en la once hicimos una actividad
donde se tenía que ir con los ojos tapados y con un compañero por detrás que
sería el técnico guía , que es quien nos orienta.
Personalmente no me di cuenta de lo complicados que es,
hasta que estas en la situación.
Bastón:
Lo conocemos como bastón largo, o de Hoover, o de
movilidad. Generalmente se fabrica con tubos de alumnio hueco recubierto con
material plástico. En el extremo inferior tiene una puntera metálica
recambiable y en el superior una empuñadura que idealmente debe ser de goma
para facilitar la toma. Puede ser rígido o plegable. Este último modelo
trae en su interior un elástico grueso que posibilita su plegado generalmente
en cuatro tramos. Con respecto a las ventajas y desventajas de uno y otro
modelo podemos decir que el rígido es más durable y transmite mejor las
sensaciones táctiles mientras que el plegable se destaca por su portabilidad
siendo ideal para quien no necesita usarlo de forma permanente (por ejemplo
quien posee ceguera nocturna).
En cuanto a la medida, debe llegar hasta la apófisis xifoides del
esternón, siendo las medidas más comunes 1.05; 1.10; 1.15 y 1.20 metros. Es muy
importante respetar la altura apropiada para cada persona ya que un bastón muy
corto no permitirá anticipar lo suficiente los obstáculos u obligará a posturas
incorrectas con el consiguiente perjuicio físico mientras que un bastón muy
largo resultará incómodo y tampoco permitirá la toma correcta.
Voluntariado:
La ONCE cuenta con varios programas de voluntariado.
Promueve este servicio como refuerzo a sus objetivos fundamentales de conseguir
la autonomía personal e integración social de las personas con discapacidad
visual.
El voluntariado ONCE se dirige a aquellos afiliados
que, de manera temporal o definitiva, no han alcanzado el grado de autonomía
personal necesario para realizar determinadas actividades de su vida diaria y
no cuentan con un apoyo próximo suficiente.
¿Quién puede ser voluntario en la ONCE?
En este servicio puede colaborar cualquier persona
física que por libre determinación, sin mediar obligación o deber, quiera
dedicar parte de su tiempo a este tipo de actividades cívicas y sociales.
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