martes, 14 de abril de 2015

JORNADAS DE LA ONCE (PART 2)


Segunda sesión: Primera charla

Barreras sociales, historia sobre las personas invidentes.

Los datos de este último curso demuestran que la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) salta cada día estas esta barrera y miles de niños ciegos en España han podido asistir a clase en centros ordinarios. Esto es posible cada año gracias a los Equipos Específicos de Apoyo Educativo que en consonancia con las Administraciones públicas trabajan para que los niños ciegos puedan seguir las clases con el resto de compañeros.
Aunque las barreras son muchas, para la ONCE la integración de los niños en los colegios es necesario para nuestra sociedad, tanto para los niños ciegos como para el resto de sus compañeros. Si desde pequeños nos acostumbramos a convivir con personas que tienen algún tipo de discapacidad lograremos que esta discapacidad sea únicamente una barrera física y que no genere prejuicios sociales.
 Esta organización ha podido constatar a lo largo de los años cómo los colegios son un marco ideal para “trabajar por la integración en la sociedad porque el conocimiento de la situación de los niños ciegos por parte del resto de niños, que conviven con las particularidades de sus compañeros abre la puerta a una sociedad plural donde pueden convivir diferentes capacidades”.

Pautas de comunicación y interacción con personas ciegas.

Actitud de respeto
Preguntar antes de ofrecer ayuda, el hecho de que una persona tenga una deficiencia visual no debe llevarnos a suponer que necesita de nuestra ayuda.
  • No forzar a recibir una ayuda no necesaria, en muchos casos cuando una persona solicita una ayuda puntual (cruzar una calle, el nº del autobús que se acerca, etc.) nos empeñamos en imponer nuestra ayuda más allá de lo que la persona necesita. La persona puede necesitar ayuda para realizar un cruce, pero no tiene porque “soportarnos” en todo su camino.
  • Evitar la sobreprotección. La sobreprotección viene mediatizada por la valoración que en el ámbito subjetivo hacemos del “sufrimiento” y “necesidades” de la persona con deficiencia visual. Debemos evitar hacer de “ángel de la guarda”, ir “limpiando la calle” por donde camina la persona o intentar en todo momento “adivinar” lo que necesita.
  • No generalizar, el comportamiento de una persona con deficiencia visual no tiene porque ser igual al de otra. Existen muchas diferencias tanto a nivel de funcionamiento autónomo, unos pueden no necesitar o necesitar mínimamente nuestra ayuda y otros por el contrario la necesitan en un mayor número de ocasiones, como de carácter ya que la deficiencia visual es sólo una característica y las personas con deficiencia visual, al igual que la población general, puede ser simpática, antipática, educada, divertida...

Comunicación
  • Hablar en un tono normal, despacio y claro. No gritar o elevar la voz, las personas con deficiencia visual, en general, oyen perfectamente.
  • No sustituir el lenguaje verbal por gestos, pues estos, en muchos casos, no podrán ser percibidos por la otra persona.
  • Ser específico y precisos en el mensaje, a fin de no confundir o saturar a la persona.
  • No utilizar palabras como “aquí”, “allí”, “esto”, “aquello”... ya que van acompañadas con gestos que no pueden verse por la persona. En estas situaciones es preferible utilizar términos más orientativos como “a izquierda de la mesa”, “a tu derecha”, “delante de la puerta”, “detrás de ti”. En ocasiones, puede ser también útil conducir la mano de la persona hacia el objeto e indicarle de lo que se trata.
  • Utilizar normalmente las palabras “ver”, “mirar”, etc.; no considerarlas como términos tabú pues las propias personas con ceguera y deficiencia visual las utilizan normalmente en sus conversaciones.
  • Evitar exclamaciones que pueden provocar ansiedad a la persona tales como “¡ay!”, ”¡ay!”, “cuidado”, etc., cuando veamos un peligro para ella (una puerta abierta, un obstáculo en la acera, etc.). Es preferible emplear una exclamación más informativa, como “alto”, con el fin de  evitar que siga avanzando y explicarle después, verbalmente, el peligro o ayudarle para que pueda evitarlo.

Interacción social
  • Hablar dirigiendo nuestra mirada a su cara.
  • Dirigirse directamente a la persona con deficiencia visual para saber lo que quiere o desea y no al acompañante.
  • Utilizar el nombre de la persona, si se conoce, para que tenga claro que nos dirigimos a él.
  • Presentarse, identificarse con el fin de que la persona sepa con quien se encuentra, por lo que deberemos decirles nuestro nombre e indicarles, si procede, quienes somos o lo que hacemos. Y por supuesto, en caso de conocer a la persona no jugar a las adivinanzas, ¿quién soy?
  •  Para saludar, si la persona no extiende la mano, podemos coger la suya para hacerle saber que queremos saludarle.
  • Avisar a la persona cuando nos vamos o abandonamos la habitación, de lo contrario puede dirigirse a nosotros pensamos que aún permanecemos con ella. Igualmente, si regresamos es conveniente indicarle nuestra vuelta.
  • Indicarle si hay otra u otras personas presentes.
  • Comunicar, si es necesario, que se está haciendo o se va a hacer. “Un momento, estoy llamando al encargado”... La vista es un sentido primordial para obtener información. Cuando entramos en un edificio, esperamos para obtener una información o un servicio, etc., no necesitamos en general una información verbal para saber si se nos atiende o se nos ha visto e incluso si hay alguien a quien dirigirnos.
Seguridad y organización del entorno
  • Mantener un entorno ordenado. Cuando se conoce la ubicación de las cosas es más fácil encontrarlas y disminuye el riesgo de golpes o choques fortuitos con ellas, por lo tanto, es recomendable que todos los objetos se mantengan en el orden habitual, y, si se altera, informar de ello.
  • Para prevenir, además, los golpes o accidentes con objetos que, por su localización o situación no habitual o por ser inesperados, se convierten en obstáculos peligrosos para la persona con ceguera o deficiencia visual, es aconsejable seguir las siguientes recomendaciones:
  • Puertas y ventanas: deberán estar totalmente abiertas o totalmente cerradas.
  • Sillas: deberán estar colocadas debajo de las mesas o bien pegadas a la pared, nunca dispersar por la habitación.
  • Armarios o cajones: las puertas de los armarios deberán igualmente estar cerradas, al igual que los cajones.
  • Contraste: las personas con resto visual, se pueden beneficiar, además, si al ofrecerles las cosas o indicarles su situación, utilizamos fondos que presenten un gran contraste con ellos.



Practicas realizadas en la once

Técnica guía:
Cuando estuvimos en la once hicimos una actividad donde se tenía que ir con los ojos tapados y con un compañero por detrás que sería el técnico guía , que es quien nos orienta.
Personalmente no me di cuenta de lo complicados que es, hasta que estas en la situación.

Bastón:
Lo conocemos como bastón largo, o de Hoover, o de movilidad. Generalmente se fabrica con tubos de alumnio hueco recubierto con material plástico. En el extremo inferior tiene una puntera metálica recambiable y en el superior una empuñadura que idealmente debe ser de goma para facilitar la toma.  Puede ser rígido o plegable. Este último modelo trae en su interior un elástico grueso que posibilita su plegado generalmente en cuatro tramos. Con respecto a las ventajas  y desventajas de uno y otro modelo podemos decir que el rígido es más durable y transmite mejor las sensaciones táctiles mientras que el plegable se destaca por su portabilidad siendo ideal para quien no necesita usarlo de forma permanente (por ejemplo quien posee ceguera nocturna).
 En cuanto a la medida, debe llegar hasta la apófisis xifoides del esternón, siendo las medidas más comunes 1.05; 1.10; 1.15 y 1.20 metros. Es muy importante respetar la altura apropiada para cada persona ya que un bastón muy corto no permitirá anticipar lo suficiente los obstáculos u obligará a posturas incorrectas con el consiguiente perjuicio físico mientras que un bastón muy largo resultará incómodo y tampoco permitirá la toma correcta.

Voluntariado:
La ONCE cuenta con varios programas de voluntariado. Promueve este servicio como refuerzo a sus objetivos fundamentales de conseguir la autonomía personal e integración social de las personas con discapacidad visual.
El voluntariado ONCE se dirige a aquellos afiliados que, de manera temporal o definitiva, no han alcanzado el grado de autonomía personal necesario para realizar determinadas actividades de su vida diaria y no cuentan con un apoyo próximo suficiente.

¿Quién puede ser voluntario en la ONCE?


En este servicio puede colaborar cualquier persona física que por libre determinación, sin mediar obligación o deber, quiera dedicar parte de su tiempo a este tipo de actividades cívicas y sociales.

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